18 jun 2011

hombres y dornas

" Los Pescadores de dorna" (Galicia) constituyen una de las estirpes más puras de Europa. Su embarcación, " La Dorna" , es una nave especialmente concebida para la lucha, y de una antigüedad tal que se pierde en la leyenda.
El autor narra la vida de aquellos pescadores con una prosa precisa y muy gallarda, que nos sobresalta y nos hace pensar en altísimos valores humanos. Una pasión desbordante fluye del libro y proyecta íntima admiración por los pescadores de dorna.
Escritor que otorga preferencia a la idea frente a la forma; de pensamiento cultivado, pero de ropaje sencillo y gran altura literaria. El nos ha regalado una visión apretada y riquísima en ideas de uno de los valores máximos de la costa europea, " los pescadores de dorna" acerca de quienes, ¡oh paradoja!, nada se había escrito hasta hoy.
Se trata de un libro que perdurará en el futuro como uno de los más atractivos de la literatura gallega , y al propio tiempo como algo que fue descubierto cuando estaba a punto de desaparecer. Tenemos que agradecerle que nos haya enseñado una vivencia tan auténticamente gallega como el pescador de dorna". ( Faro de Vigo. Solapa del Libro )


(1) Esta narración novelada fue escrita en el año 1950 y su contenido es rigurosamente real.
Los diálogos fueron redactados en gallego, y después vertidos al castellano en traducción literal (respetando la construcción de la frase). De esta forma , he procurado combinar la mayor difusión de la obra y la fidelidad a aquella realidad.

A os mariñeiros que teñen ou tiveron unha dorna por fogar. En recordo dos que repousan na infinida campa do mar.



Limiar

En el extremo de la península de Barbanza , divisoria de las rías de Arosa y de Muros, se alzan una serie de casitas blancas agrupadas de trecho en trecho y a orillas de un mar verde-azul. Ese conjunto de casas salpicadas por el litoral desde Puerto del Son se extiende a la Puebla del Caramiñal dando la vuelta por la Punta Falcoeiro pertenecen al municipio de Santa Eugenia de Riveira. Excepto por el Norte todo el territorio confina con el mar, que enseña dos caras diferentes: mar de Arosa y mar de la Muerte. Este último , barrido por los treinta y dos rumbos de la Rosa de los Vientos, es muy temido por su fertilidad en bajos peligrosos. Playas extensas y grupos de piedras enormes imprimen grandeza al paisaje.
Esos mares se revuelcan inniterrumpidamente sobre los arenales y rocas de la ribera, y han hecho cristalizar ,denso, el gran suceso histórico-galaico de formación de un pueblo que se ha conservado unido y, al propio tiempo, con un individualismo de raíces profundas alimentadas por el martirio sublime de la lucha en solitario.

La lejanía y aridez de esas tierras hicieron que fuesen olvidadas por las violentas invasiones que llenan la Historia. Ese pueblo, que nació a la orilla del mar y que vive de él, formó castillo prominente construído sobre las rocas de valor, la pobreza y la humildad. Los caminos que a él conducían no estuvieron guardados. Toto abierto; la tierra, el alma y el mar. Si algún ejército atravesó campos y bosques hacia las costas graníticas de Riveira no encontró la menor resistencia. Al galopar de los corceles sólo respondió el rugido del mar bramando en los acantilados.

Por ello, las incursiones con fines de rapiña se orientaron hacia otros lugares más prósperos, donde el riesgo de la correría pudiese tener la compensación del botín. A esas costas sólo arribaron gentes pacíficas o, cuando menos , del aluvión humano de las invasiones quedaron en ellas las menos aguerridas, más tarde , fueron absorvidas por lo autóctono.

De los hombres cuya existencia discurre en ese litoral sustentados por su mar, dulce unas veces y furibundo otras, la mayoría vive directamente de él mojándose en sus aguas saladas y arrancándole parte de su vida para proveer la suya.

Ahora bien; dentro de aquella mayoría, el objeto de esta narración se concreta ten sólo a los pescadores llamados de dorna, que son los individuales y más sencillos en cuanto a embarcación; olvidándome de esos otros que ejercen el oficio de la pesca agrupados y en barcos de motor. Unicamente narraré la prestancia de esa raza quemada por una boga durísima y por una lucha continua efectuadas en medio de una soledad desmesurada y aterradora. Gente que insolenta al mar con una embarcación pequeña y de antigüedad casi mitológica, porque así lo hicieron los abuelos y así lo harán sus hijos. Y de esta suerte , hasta que la vejez inutiliza sus ojos y anula las fuerzas de sus brazos, porque el corazón perdura brioso, a la manera del mar que en ellos en ningún tiempo repudian.

Llegados a la ancianidad, esos pescadores entretienen las horas del día en los muelles o en las playas, siempre oteando el horizonte. Rememoran peligros y aventuras. Regalan consejos reflexivos a quién los interesa. Hablan con los niños que, inocentes, se mofan de ellos y les atribuyen hazañas fantásticas que no relataron. Su habla es pausada, con la sabiduría de la senectud y esa nobleza transigente que es conquista de aquéllos que tuvieron por costumbre arriesgar sus vidas para proveer de alimento a sí y a sus seres queridos, esto es, para ganar pan y amor. Hombres debilitados por la cuantiosa sangre ofrendada en los altares flotantes de sus embarcaciones celtas. Sólo han sabido pescar, pero lo han hecho de manera portentosa. Sus proezas son guardadas exclusivamente por dos testigos mudos: el cielo y el mar.

Frente al desarrollo histórico de las marinas mercantes y de guerra esos pescadores ofrecen una uniformidad evolutiva notoriamente ponderada. Paz entre los hombres y desigual lucha con la naturaleza , comporta el factor común que define el genio de Riveira en el transcurso de los tiempos. Los pescadores de dorna no han ultimado sus proezas forzados por la coacción, sino porque la razón y el sentimiento les empujaron hacia el mar. Hombre que de la infancia a la vejez han dejado transcurrir la mitad de sus horas con una liña en la mano procurando ansiosamente que en el anzuelo atado al extremo quede prendido un pez, del que luego se alimentará y con cuyo remanente vestirán, calzarán y proveerán a todas las demás necesidades de la vida. El es su patrimonio y su única moneda.

El heroísmo que continuamente despilfarran es silencioso, mudo, sin estridencias . Gozan de alma serenísima infundida en cuerpo rudo.

La embarcación que utilizan esos pescadores es marcadamente original y una de las más antiguas de cuantas navegan en el Atlántico europeo. La dorna es de una esbeltez majestuosoa y con ella surgió una de las estirpes marineras-pescadoras más heroicas y esforzadas . A pesar de su reducido tamaño , se necesita una galerna formidable para que ella no se arriesgue a jugar con los penachos de las ondas azules.

Meditando en la grandeza impresionante del pescador de dorna, decidí abordar su exaltación descarnada en holocausto a la augusta justicia.

Y para ello, es suficiente describir el desarrollo de una jornada....




Del Libro Hombres y Dornas . Escrito por Ricardo Mora en 1950 editado en 1965 por Faro de Vigo.

Tengo en mi mano un ejemplar de esta JOYA firmado y dedicado por el Autor en el año 2004.

Ricardo Mora es uno de esos hombres sabios que amó Riveira donde vivió en su juventud porque su padre era funcionario público.

Este libro que os recomiendo por su delicadeza, su amor y su entrega que ya vislumbró la fuerza de la DORNA en aquel entonces.

Nota : Ricardo Mora todavía ejerce a sus cerca de 80 años en A Coruña como abogado en asuntos contencioso-administrativos...., hombre afable , cercano , entrañable..

Riveira e A Festa da Dorna tamén son parte súa.



Gracias Don Ricardo..



13 jun 2011

el mantra de la compasión. om mani padme hum

Om mani padme hum




el mantra de la compasión
OM MANÍ PADME HUM, los
tibetanos lo pronuncian «Om Mani Peme Hung». Encarna la
compasión y la bendición de todos los budas y bodisatvas, e
invoca en especial la bendición de Avalokiteshvara, el Buda de la
Compasión. Avalokiteshvara es una manifestación del Buda en
la Sambhogakaya, y su mantra se considera la esencia de la
compasión de Buda hacia todos los seres. Así como Padmasambhava
es el maestro más importante para el pueblo tibetano,
Avalokiteshvara es el buda más importante, y la deidad kármica
de Tíbet. Según un dicho muy conocido, el Buda de la Compasión
llegó a grabarse tanto en la conciencia tibetana que cualquier
chiquillo que supiera pronunciar la palabra «madre» también
sabía recitar el mantra OM MANÍ PADME HUM.
Se cuenta que, hace innumerables eras, mil príncipes hicieron
el voto de convertirse en budas. Uno de ellos decidió llegar
a ser el Buda que conocemos con el nombre de Gautama
Siddharta; Avalokiteshvara, empero, hizo el voto de no alcanzar
la Iluminación hasta que los otros mil príncipes se hubieran
convertido en budas. Además, en su infinita compasión, hizo
también el voto de liberar a todos los seres conscientes de los
sufrimientos de los distintos reinos del samsara, y formuló la
siguiente plegaria ante los budas de las diez direcciones: «Que
pueda ayudar a todos los seres, y si alguna vez me canso de esta
gran obra, que mi cuerpo se destruya en mil pedazos». En
466 El. LIBRO T1BETANO DE LA VIDA Y DE LA MUERTE
primer lugar, se dice, descendió a los reinos infernales, y luego
fue ascendiendo gradualmente, pasando por el mundo de los
espíritus hambrientos, y así sucesivamente hasta llegar al reino
de los dioses. Una vez allí, volvió la vista hacia abajo y consternado
descubrió que, aunque había salvado a innumerables seres
del infierno, seguían cayendo otros seres en número igualmente
incalculable. Esto lo sumió en el más profundo pesar, y por un
instante casi perdió la fe en el noble voto que había hecho, de
manera que su cuerpo estalló en mil pedazos. En su desesperación,
Avalokiteshvara pidió ayuda a todos los budas, que acudieron
a socorrerle desde todas las direcciones del universo, en
forma de una suave ventisca de copos de nieve, según dice un
texto. Con su gran poder, los budas volvieron a reunir los
pedazos, y a partir de entonces Avalokiteshvara tuvo once cabezas
y mil brazos, y un ojo en la palma de cada mano, como
símbolo de esa unión de sabiduría y medios útiles que es la
marca de la auténtica compasión. Bajo esta forma, era aun más
resplandeciente que antes y dotado de un mayor poder para
ayudar a todos los seres, y su compasión se volvió aun más
intensa mientras repetía una y otra vez este voto ante todos los
budas: «Que no alcance el estado final de buda hasta que todos
los seres conscientes alcancen la Iluminación».
Se cuenta que en su pesar ante los sufrimientos del samsara
le cayeron dos lágrimas de los ojos, lágrimas que, por la bendición
de los budas, se convirtieron en las dos Taras. Una es Tara
en su forma verde, que es la fuerza activa de la compasión, y la
otra es Tara en su forma blanca, que es el aspecto maternal de
la compasión. El nombre Tara significa «la que libera»; la que
nos transporta a la otra orilla del océano del samsara.
Está escrito en los sutras del Mahayana que Avalokiteshvara
dio su mantra al propio Buda, y Buda a su vez le concedió
la tarea noble y especial de ayudar a todos los seres del universo
a alcanzar la budeidad. En aquel momento, todos los dioses
hicieron caer una lluvia de flores sobre ellos, la tierra tembló
y el aire resonó con el sonido OM MANÍ PADME HUM
HRIH.
Dice un poema:
Avalokiteshvara es como la luna
cuya fresca luz extingue los fuegos ardientes del samsara;
bajo sus rayos, el loto de la compasión de floración nocturna
abre por completo sus pétalos.

Las enseñanzas explican que cada una de las seis sílabas que
componen el mantra, OM MA NI PAD MÉ HUM, tiene una
virtud específica y poderosa para provocar la transformación en
distintos aspectos de nuestro ser. Las seis sílabas purifican completamente
las seis ponzoñosas emociones negativas, que son
manifestación de la ignorancia y que nos hacen obrar de un
modo negativo con el cuerpo, el habla y la mente, creando así
el samsara y los sufrimientos que en él experimentamos. Por
mediación del mantra, el orgullo, los celos, el deseo, la ignorancia,
la codicia y la ira se transforman en su verdadera naturaleza,
las sabidurías de las seis familias de budas que se manifiestan en
la mente iluminada.'
Así pues, cuando recitamos OM MANÍ PADME HUM, se
purifican las seis emociones negativas que son la causa de los
seis reinos del samsara. Es así como la recitación de las seis
sílabas evita el renacimiento en los seis reinos, y disipa además
el sufrimiento inherente a cada uno de ellos. Al mismo tiempo,
recitar OM MANÍ PADME HUM purifica por completo los
agregados del yo, los skandas, y perfecciona las seis clases de
acción trascendental del corazón de la mente iluminada, las
paramitas de la generosidad, la conducta armoniosa, la paciencia,
el entusiasmo, la concentración y la sabiduría. Se dice también
que OM MANÍ PADME HUM confiere una poderosa
protección contra toda clase de influencias negativas y contra
varias formas distintas de enfermedad.
A menudo se añade al mantra la sílaba HRIH, la «sílaba
semilla» de Avalokiteshvara, de modo que se convierte en OM
MANÍ PADME HUM HRIH. HRIH, la esencia de la compasión
de todos los Budas, es el catalizador que activa la compasión
de los Budas para transformar nuestras emociones negativas
en su naturaleza de sabiduría.
Kalu Rimpoché escribe:
Según otra manera de interpretar el mantra, se puede decir
que la sílaba OM es la esencia de la forma iluminada;
MANÍ PADME, las cuatro sílabas centrales, representan el
habla de la Iluminación, y la última sílaba, HUM, representa
la mente de la Iluminación. El cuerpo, el habla y la
mente de todos los budas y bodisatvas son inherentes al sonido
de este mantra, que purifica los oscurecimientos de cuerpo,
habla y mente, y lleva a todos los seres al estado de
realización. Sumado a nuestra propia fe y a nuestros esfuezos de meditación
y recitación, surge y se desarrolla el poder
transformador del mantra. Podemos verdaderamente purificarnos
de esta manera.
Pensando en quienes están familiarizados con el mantra y
lo han recitado con fe y fervor durante toda la vida, el Libro
tibetano de los muertos reza porque: «Cuando (en el bardo) el
sonido de dharmata ruge como un millar de truenos, pueda
todo convertirse en el sonido de las seis sílabas». De un modo
semejante, en el Surangama Sutra leemos:
Cuan dulcemente misterioso es el sonido trascendental de
Avalokiteshvara. Es el sonido primordial del universo. [...]
Es el murmullo apagado de la marea que se retira. Su
sonido misterioso trae liberación y paz a todos los seres
conscientes que en su dolor piden ayuda, y les da una
estabilidad serena a todos los que buscan la paz ilimitada del Nirvana.

2 jun 2011

.... darme cuenta

hoy la vida me ha permitido darme cuenta de que cuando me entrego a ella, me acoge...

me mece... me protege... me premite expresarme y Ser sin pedirme nada a cambio...

cuanta generosidad.

1 jun 2011

a veces las palabras...

no sé si es porque no tengo un dominio lo suficientemente adecuado del idioma , de la lengua ,

pero a veces no puedo poner en palabras lo vivido , lo experienciado...

y hoy es uno de esos días en los cuales lo vivido , lo experienciado no puedo transmitirlo,

sin embargo sí me gustaría poder decir algo y la única palabra que encuentro que se podría

acercar sería : " dicha"... sí , me siento dichoso y agradecido a la vida por su

infinita generosidad.